El Plan B. Entrevista Con Oskar Lafontaine

Oskar Lafontaine (Sarre, Alemania, 1943) ya no es diputado ni presidente de Die Linke. Pero sigue en activo, y es uno de los impulsores de la  campaña Por un plan B en Europa, lanzada por el líder del Parti de Gauche francés, Jean-Luc Mélenchon, junto al exministro de Finanzas griego Yanis Varufakis y la expresidenta del parlamento heleno Zoe Konstantopoulou –candidata ahora de Unidad Popular– y el italiano Stefano Fassina –Partido Democrático, exviceministro de Economía–.

El debate en torno a un plan B para Europa crece desde el 13 de julio en partidos de izquierdas, si bien no termina de prender en los electorados en su versión más extrema: la de la salida inmediata del euro. En Grecia, Syriza revalidó su victoria y la Unidad Popular logró un 2,8% y el KKE, un 5,4%; y en Portugal este domingo el PCP se quedó por debajo del Bloco de Esquerda, que no está por la salida del euro.

En España, donde el debate está pasando inadvertivo en la campaña electoral del 20D, uno de los promotores del plan B es Julio Anguita, quien en una entrevista en eldiario. es decía: “El principal problema es que los dirigentes políticos no señalan a los enemigos, porque están en el regate y el gambeteo: la Unión Europea, el euro y la deuda”.

En esta entrevista por escrito, Lafontaine defiende, a pesar de todo, que el cuestionamiento del euro es fundamental para salir “de los dictados neoliberales de la UE”.

¿Cuál es el plan A?

La mayoría de los países europeos tienen un plan A, que consiste en quebrar la resistencia del pueblo contra el dictado neoliberal, como hemos visto en el sur de Europa, especialmente en Grecia, y en la redistribución de los pobres a los ricos en toda Europa.

¿Y el plan B? ¿En qué consiste?

Queremos una renegociación completa de los tratados europeos. La división de Europa en países con altas tasas de paro y países con poco desempleo debe superarse. Los actuales tratados en Europa han solidificado el neoliberalismo y hacen imposible alcanzar la promesa de igualdad de la socialdemocracia. El desempleo juvenil, concretamente en el sur de Europa, es intolerable.

¿Y qué puede pasar?

Si no cambiamos nada, la democracia y el Estado de Bienestar seguirán degradándose. Los Estados europeos van a la deriva y cada vez más dispersos, y las derechas cada vez son más fuertes. En los años 30 del sigo pasado ya vimos a dónde nos lleva eso.

¿Propone salir del euro?

El euro debería suponer un avance en la unidad de Europa. Desgraciadamente está ocurriendo lo contrario. Los desequilibrios que ya eran fuertes antes de la introducción del euro, se han vuelto incluso mayores. Como se ha fallado en conseguir una unión monetaria con una moneda única, el euro se ha desbaratado.

¿Cuál es la alternativa?

Estados miembros como Grecia deben tener la oportunidad de regresar al existente  MTC II [como Dinamarca, un mecanismo europeo de cambio con moneda propia] y tener una moneda nacional que pueda fluctuar, apreciarse y devaluarse. El Banco Central Europeo debería estar oblifado a apoyar la moneda. Entonces, los Estados tendrán la oportunidad, con sus economías de nuevo competitivas, reducir el paro. Una política monetaria soberana con un control democrático del banco central es un prerrequisito para financiar inversión. Sería una especie de Plan Marshall, que aprovecha las posibilidades de la política monetaria para reducir desequilibrios. España tampoco puede resolver por sí misma sus problemas con recortes en salarios y en el Estado de Bienestar.

¿El referéndum de Grecia acabó en una derrota de la izquierda?

El referéndum fue una victoria de la izquierda. Pero la genuflexión del Gobierno griego, forzada por los Estados miembros, ante las “instituciones” europeas fue un duro revés. La izquierda debe abordar lo que no se discutió suficientemente antes del triunfo de Syriza: cómo un Gobierno de izquierdas puede desembarazarse del secuestro neoliberal.

¿Los votantes entienden el plan B? En la campaña electoral española no se habla de ello, y en las últimas elecciones griegas y portuguesas no han respaldado a los partidos que lo abanderaban…

Siempre es difícil hacer campaña sobre el sistema monetario. Henry Ford decía: “Si la gente entendiese el sistema monetario, tendríamos una revolución antes de que amanezca mañana”. Sin embargo, uno debe hacerlo en campaña, y la alternativa es confrontar de la siguiente manera: altas tasas de paro, recortes sociales y en salarios; o una moneda nacional que se pueda depreciar para que la economía se vuelva a poner en pie.

¿Es Alemania un enemigo de Europa?

El principal problema en Europa son los recortes salariales alemanes. En Alemania, los acuerdos salariales durante muchos años han sido por debajo de la productividad y la inflación. Los trabajadores alemanes tienen los mismos problemas que sus colegas europeos. La línea divisoria no es entre Alemania y el resto de Europa, sino entre el capital y el trabajo. Cuando el capital alemán, una fuerte economía exportadora, apoyó una política servil, especialmente exitosa en los recortes salariales y en bienestar en todos los países europeos. Por eso necesitamos el plan B, para luchar contra los recortes salariales y de derechos en toda Europa.

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